¿Tienes un bebé en camino? ¿Ya tienes uno, pero también quieres adoptar un gato? Si hay gatos y niños en tu casa, o sucederá pronto, es importante tener en cuenta una serie de cosas. Si bien los bebés y los gatos pueden llevarse bien, es posible que no. Puede causar algunos problemas y situaciones que debes evitar, especialmente para el niño.
Aunque, como hemos dicho, es posible que puedan coexistir, es importante hacerlo correctamente y prestar atención a algunos detalles, para que no haya riesgos. En este artículo aprenderás para enfrentar el convivencia entre gatos y recién nacidosy qué es lo más importante a tener en cuenta.
Gatos y recién nacidos, ¿cómo afrontar su convivencia?
Lo primero que debes saber si estás pensando en tener un gato y un bebé en la misma casa es esto son seres muy diferentes. Suponiendo que un bebé crece muy rápido, sobre todo en las primeras semanas y meses de vida. Al mismo tiempo, un niño está aprendiendo y descubriendopor lo que es un ajuste constante para quienes los rodean, especialmente sus padres, quienes experimentan todo este proceso.
En lo que respecta al gato, hay que tener esto en cuenta. Es un animal habitual.. El más mínimo cambio en su entorno puede estresarlo. No importa si se trata de un mueble nuevo, una mudanza o una fiesta en casa. Los gatos son muy sensibles a los cambios, y más aún a la llegada de un bebé a casa y todo lo que ello conlleva.
De repente, el gato debe adaptarse a los gritos repentinosa nuevos olores y, obviamente, a la presencia de una nueva forma de vida en su entorno. Por otra parte, a medida que el niño crece, Sentirás una enorme curiosidad. para este ser vivo con pelaje y bigotes que camina por la casa. Lo más normal es que acabes viéndolo como un juguete.
¿Cómo prepararse para la llegada del bebé?
Antes de que un nuevo integrante llegue a casa, es normal que con él lleguen muchas otras cosas, ropa, zapatos, juguetes, pañales, una cuna, entre otros. Esto, desde el principio, podría cambiar un poco al gato. Por eso es importante crear un clima en el que se sienta cómodo. Los padres dependerán mucho del nacimiento de su hijo o hija, pero no deben dejar de prestar atención al gato.
Para no estresarte más de lo habitual, lo ideal es que conozcas los nuevos objetos que aparecen en la casa. Obviamente no puedes dejarlo en la cuna, pero Acostúmbrate a los diferentes olores que vienen.
Además, es importante que el gato no se sienta fuera de lugar. En algunos casos, los celos son inevitables cuando llega el pequeño. Pero debes seguir prestando atención. Es mejor ver al niño como una curiosidad, un misterio o incluso un miedo, que como una amenaza.
¿Cómo acostumbrar un gato a tu bebé recién nacido?
Y finalmente ha llegado el momento. El niño entra por primera vez a la casa y el gato está ahí. En un primer contacto es importante que los padres estén siempre cerca y atentos, sobre todo si el gato se muestra distante con los extraños. Es muy probable que el gato se acerque por curiosidad, pero también con cierto miedo, ya que no conoce a esta extraña criatura que acaba de llegar.
Los padres tendrán que ser prudentes y encontrar maneras de hacer que el ambiente sea lo más pacífico posible, Haz que el gato se sienta cómodo explorando. Por supuesto, hay que poner límites y, si crees que el gato podría arañar o poner en peligro al bebé, intenta empujarlo suavemente o intentar distraerlo con algo más.
Problemas y riesgos de la convivencia entre recién nacidos y gatos
Aunque el primer contacto entre el niño y el gatito fue emotivo, Es importante no bajar la guardia. Hay que recordar que un niño puede ser impredecible y peligroso si el gato está cerca, ya que esto podría afectarle. Por eso es importante aumentar las precauciones. No es necesario que los gatos y los bebés no interactúen. Pueden hacerlo, pero siempre bajo la supervisión de un adulto.
Una de las cosas que puedes hacer es Córtale las uñas a tu gato con más frecuencia para evitar decepciones por un rasguño inesperado. Del mismo modo, si bien puedes acercarte al bebé, el gato debe tener la mente clara y aprender lo que no puede hacer, como colarse en la cuna o interrumpir al bebé mientras está amamantando. Si evitas que el gato frecuenta lugares dedicados exclusivamente al cuidado e higiene del niño, se evitarán muchas posibles infecciones y contagios.
Finalmente, debe tener en cuenta el carácter del gato. Si es reacio a las visitas o nervioso por los pequeños cambios, es mejor que el contacto entre él y el niño se produzca poco a poco, creando un clima adecuado para que el gato sienta más curiosidad que miedo y poco a poco se acerque al niño.